CAPÍTULO 26. CÓMO TRATAR UN ESTADO CONVULSIVO Y NO CONVULSIVO

El estado epiléptico se ha definido como crisis prolongadas (de duración superior a los 30 minutos), o bien dos o más crisis sin recuperación del nivel de conciencia entre ellas en el mismo período. Existe una tendencia clara a reducir esta duración a diez minutos (1).

Tratamiento del estado convulsivo


El estado epiléptico representa una emergencia médica con una elevada morbilidad y mortalidad. El abordaje terapéutico debe conseguir finalizar las crisis de forma precoz, prevenir su recurrencia, identificar la etiología subyacente y tratar las complicaciones secundarias (Tabla 1). El tratamiento debe comenzar con unas medidas generales, incluidas las de soporte básico vital (1, 2, 3):

  • Cuidar la posición de la cabeza del paciente para optimizar la vía aérea y administrar oxígeno mediante una cánula nasal o una máscara. El momento de intubar es una decisión clínica; en caso de necesidad, es preferible usar
    un bloqueante neuromuscular de acción corta.
  • Registrar la frecuencia cardiaca, presión arterial, frecuencia respiratoria y temperatura. El paciente debe estar monitorizado con oximetría y electrocardiografía.
  • Colocar dos vías de acceso intravenosas periféricas. Se debe realizar una determinación analítica con bioquímica (glucemia, hepático, renal, electrolitos, sodio y calcio), sistemático de sangre, gasometría, toxicología y niveles
    de antiepilépticos.
  • En cuanto sea posible, se debe realizar monitorización electroencefalográfica y control de diuresis.

Estado epiléptico convulsivo refractario


En el estado epiléptico convulsivo refractario la actividad epiléptica persiste transcurridos 60 minutos, a pesar de haber sido tratado con fármacos antiepilépticos. La definición varía entre los estudios, en cuanto al tiempo y el número
de antiepilépticos usados. Se requiere ingreso en una UCI, monitorización electroencefalográfica e inducción de anestesia (1, 2, 3). Una revisión de la literatura sobre varios regímenes de anestesia (pentobarbital, midazolam y propofol) no ha mostrado diferencias significativas en mortalidad, aunque sugiere

0