CAPÍTULO 12. ORIENTACIÓN DIAGNÓSTICA DE LAS CRISIS DE APARICIÓN EN LA ADOLESCENCIA

Introducción


La adolescencia es el período de la vida que comienza con la pubertad y termina cuando el crecimiento y la madurez física se completan. El comienzo de la epilepsia en la adolescencia, si bien no es tan frecuente como en la infancia, es también importante. Afecta a un 1,5-2% de la población adolescente y constituye un 19% de las epilepsias en todas las edades.

Esta época se caracteriza por un incremento en la frecuencia de las crisis relacionadas con la maduración cerebral: crisis generalizadas tónico-clónicas, ausencias y crisis focales simples o complejas. Por otra parte, hay un descenso en la prevalencia de los tipos de crisis característicos de la infancia, como los espasmos infantiles, ausencias atípicas y crisis febriles. También comienzan las epilepsias debidas a factores lesionales de etiología diversa. Se debe
señalar que una importante proporción de las epilepsias comprendidas en el período del final de la infancia e inicio de la adolescencia tienden a desaparecer sin secuelas. La benignidad o curso favorable refleja la naturaleza no lesional de muchas de las epilepsias de esta edad, la mayoría determinadas por factores genéticos. Los principales síndromes epilépticos son: (Tabla 1):

  • Epilepsias generalizadas idiopáticas. Representan alrededor del 70% de las epilepsias de esta edad:
    • Epilepsia ausencia juvenil. Supone el 10% de las epilepsias en adolescentes.
    • Epilepsia mioclónica juvenil. Representa el 5-11% de las epilepsias juveniles; es la de mayor proporción.
    • Epilepsia con crisis tónico-clónicas generalizadas al despertar.
  • Epilepsias generalizadas criptogénicas y sintomáticas. Raras, representan el 1,5-2% a esta edad:
    • Debidas a encefalopatía específica progresiva, las epilepsias mioclónicas progresivas (Tabla 2).
    • Debidas a encefalopatía no específica y no progresiva. Muy raras (síndrome de Lennox-Gastaut de inicio tardío).
  • Epilepsias focales de la adolescencia. Relativamente raras, el 25-30% de las que se dan a esta edad; dos tercios de los casos con crisis focales simples y un tercio de las crisis focales complejas son de buen pronóstico:
    • Epilepsias parciales idiopáticas o benignas. Todas ellas tienen una serie de características en común:
      • – Determinismo genético.
      • – No guardan relación con lesiones cerebrales.
      • – Evolucionan espontáneamente hacia la curación en la edad adulta, con silenciamiento de las crisis y las anomalías electroencefalográficas.
      • – En el EEG se acompañan de paroxismos punta-onda generalizados en un 10% de los casos, circunstancia que no se da prácticamente nunca en el adulto. Son versivas (en el 40% de los casos) y con frecuencia se generalizan secundariamente (en el 50% de los casos).
    • Epilepsias parciales sintomáticas: Habitualmente secundarias a procesos patológicos muy diversos, como esclerosis medial temporal, infecciones del sistema nervioso central, trastornos metabólicos, traumatismos, tumores, malformaciones vasculares, trastornos del desarrollo cortical, etc. Presentan con frecuencia antecedentes de agresión cerebral, signos neurológicos o psíquicos deficitarios, anomalías en neuroimagen o alteraciones en el ritmo de fondo y/o anomalías paroxísticas focales y una evolución tórpida. La semiología clínica guarda relación con el área cortical activada (síndromes topográficos). Merece atención especial la epilepsia mesial temporal.

A continuación, describiremos algunas de las formas de epilepsia que comienzan con mucha frecuencia en la adolescencia.

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