Miquel Baquero. Hospital Universitario La Fe. Valencia
La tarde del pasado día 8 de diciembre, súbitamente, falleció en su domicilio el neurólogo del Hospital Militar y de la Casa de la Salud de Valencia Guillermo Antonio Cruz Campos, de 67 años de edad. Todos los que lo conocíamos lamentamos el hecho de tener que asumir su dolorosa e inesperada pérdida, con consternación.
Guillermo tuvo desde siempre una inclinación personal y especial vocación profesional hacia la epilepsia. A esta parte de la Neurología dedicó preferentemente su trabajo clínico, su afán científico, su labor editorial y su esfuerzo divulgativo. Nacido en Perú, también mantuvo interés por la realidad social y política de su tierra y era un experto en la medicina andina precolombina.
Guillermo nació el año 1941 en Querecotillo, distrito de la provincia de Sullana, en Piura, en la costa norte de Perú. Se formó en la Facultad de Medicina de la Universidad de San Marcos, en Lima. Ya desde su época de estudiante empezó a desarrollar una amplia actividad que incluía aspectos educativos que más tarde vinieron a complementar su actividad clínica. En la propia Universidad de San Marcos presentó en 1973 su tesis doctoral sobre el electroencefalograma fetal transabdominal y del neonato, y posteriormente, a partir de 1976 y hasta que se trasladó a Valencia, en su Facultad de Medicina ejerció la docencia y alcanzó el grado de profesor titular. Como clínico, trabajó en el Hospital Nacional Guillermo Almenara, en el que llegó a ser Jefe de Servicio, y en la Clínica San Borja de Lima.
En esa época también desempeñó el cometido de Secretario General de la Sociedad Peruana de Neurología. Fue miembro fundador del Comité Peruano para la Prevención y Tratamiento de la Epilepsia y pertenecía, por otra parte, a diversas sociedades médicas peruanas e iberoamericanas, por lo que esa tarea asistencial, docente y divulgativa que desarrolló generalmente en relación con sus inquietudes sobre la epilepsia tenía ya desde entonces un alcance internacional.
No se vanagloriaba de haber ostentado esos cargos ni de haber asumido esas responsabilidades cuando vino a España en 1989, movido por la firme decisión de eludir los múltiples conflictos que parecía poder generar un periodo particularmente aconvulso en la realidad social y política de su Perú natal en la perspectiva de futuro de su familia.
Su traslado a España no fue sencillo. Tardó un tiempo en obtener la nacionalidad y con ello la posibilidad de un trabajo estable en nuestro sistema público. En Valencia trabajó en el entorno del Hospital General Universitario de esta ciudad, en el Centro de Especialidades de la calle Alboraia, en el Hospital Militar y en la Casa de la Salud de Valencia. Ingresó en la Sociedad Española de Neurología, en la Societat Valenciana de Neurología y en la Liga Española contra la Epilepsia. Aquí obtuvo el reconocimiento general de su labor y el reconocimiento expreso en forma de algunos premios por publicaciones de investigación clínica, entre ellos el Primer Premio Revista de Neurología, en 1995, por el trabajo Parkinsonismos de novo en el ámbito extrahospitalario, y el segundo Premio Epilepsia del Patronato de la SEN en el año 2000 por el artículo Epilepsias en ámbito extrahospitalario. Estudio de 150 casos. Posiblemente, el motivo por el que es ahora más conocido y quizá por el que será más recordado y reconocido en su vertiente profesional, es el de su aportación determinante en el campo de las publicaciones en epilepsia.
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SEP